El pasado mes, una antigua profesora de Deusto, Rosa Santibáñez, se puso en contacto conmigo informándome de la posibilidad de participar en el encuentro organizado por E-Side elkartea y la UPV, que se produjo el 2 de Octubre en la facultad de magisterio de Leioa, con motivo del día internacional de Educación Social.
La idea era la exposición de narraciones de experiencias personales de recientes educadores/as sociales que hayan superado procesos personales como sujetos de intervención o hayan tenido experiencias vivenciales previas con educadoras/es sociales profesionales.
Así, entre dudas y nervios por no tener experiencia previa a la hora hablar ante la retina de demasiada gente, preparé ilusionado una pequeña narración que os presento a continuación. El objetivo fue revindicar la importancia de Educadores y Educadoras de Calle y supuso para mí una vivencia positiva y muy enriquecedora.
Soy Adrián, tengo 28 años y soy de Vitoria-Gasteiz, mas concretamente de Abetxuko. Es un barrio-pueblo se encuentra en la periferia de la ciudad. Fue construido en los años 60, para que pudiese residir gran parte de la inmigración que llegaban a trabajar a Gasteiz desde otros puntos de España como Andalucía, Castilla, Galicia, Extremadura,… Fue una Zona en la que en los 80, las drogas y la heroína se hizo notar demasiado, por lo que adquirió cierta condición de barrio marginal. También fue una Zona pionera en la ciudad en el apoyo a jóvenes en situaciones desfavorables, por parte de distintos grupos y asociaciones no profesionalizadas. De todos modos, ahora, con el crecimiento de Gasteiz, se ha convertido en un barrio integrado y cada vez más normalizado, en el que se ha desarrollado una fuerte identidad y orgullo entre sus vecinos.
En este lugar, cuando yo tenía 15 años conocí a Sergio, Educador de Calle, y creo que fue un encuentro fundamental mi vida, ya que fue una de mis principales motivaciones o causas para más tarde estudiar Educación Social. Ahora yo mismo soy Educador de Calle, llevo ejerciéndolo casi 6 años y me gusta mucho mi trabajo,… pero os voy a ser sincero,… a mi, en esa época lo que más me gustaba era estar con los colegas y echar unas risas, y desde mi percepción adolescente la motivación por la Educación Social se empezó a construir desde la idea de que “el trabajo de Sergio mola mucho”,… estar con los amigos jugando en el club jóven, charlando en el parque, de excursiones o jugando pachangas de fútbol…. Yo pensaba… Ese tío trabaja de lo que a mi me gusta hacer.
… con los años, resultó que con la práctica el trabajo no era tan sencillo.
Para que os situéis un poco más, el programa municipal de Educación de Calle de Gasteiz, que este mismo curso cumple su 25 aniversario, es un programa en el que se trabaja a nivel de prevención secundaria con población infanto-juvenil. Consiste principalmente en acompañar a niñas, niños y adolescentes, en sus procesos vitales para que mejoren su calidad de vida, promocionando la autonomía, solidaridad y salud. Para ello, se diseñan e implementan estrategias de intervención individual, grupal y comunitaria, en base al contacto directo con jóvenes, en medio abierto,…o sea en la calle o en territorio no formal.
Es un trabajo complejo, completo e interesante, pero quiero volver a la percepción de los adolescentes hacia esta figura de educador.
Imaginaos, por ejemplo que no es habitual que un chaval de 35 años esté jugando a la petanca con un grupo de jubilados cada sábado. De la misma manera, para la población con la que trabajamos no es habitual que un adulto se interese y entre a formar parte de la dinámica informal de un grupo de amigos o amigas de 15 años. Creo que con un acercamiento adecuado, muchos jóvenes le dan valor a esa situación particular,… a sentirse escuchados, apoyados y disponer del interés de una persona adulta. De todos modos, el acercamiento no es siempre fácil y a veces cuesta enganchar con chavales. En el caso de Sergio, nuestro antiguo Educador de Calle, tengo que reconocer, que mediante un estilo muy comunicador, cercano, agradable y divertido, pudo ganarse la complicidad y admiración de gran parte de la población infanto-juvenil del barrio.
En este punto, quiero reivindicar un factor fundamental para que el trabajo de la figura educativa sea eficaz y de calidad. Estoy hablando precisamente de la complicidad o el afecto, a partir del cual, se puede comenzar a acompañar a una persona hacia un cambio positivo y consciente. Cualquier consejo, feedback, decepción, alegría o conflicto por parte de la educadora/or, aumentará su efecto si antes se ha construido un lazo afectivo estrecho y de confianza con quien recibe el mensaje. Por ello, me parece que es un trabajo en el que no hay que tener miedo a tener cariño a la gente con la que se trabaja y a que te tengan cierto cariño también.
Respecto a lo que supuso Sergio para mi, ya he dicho el hecho de conocerle y admirarle, me llevó a tener la motivación suficiente para decantarme por estudiar Educación Social y cumplimentar mis estudios. Pero con motivo de la invitación a este evento, esta semana me he dedicado hablar con varios de mis colegas, para contrastar mi recuerdo sobre él y el impacto que pudo suponer para nosotros el Educador. Además, son amigos que quizás requirieron más atención profesional que yo, por presentar situaciones personales más desfavorables.
Es curioso que a todos los que les he preguntado por Sergio, lo primero que me han contestado han sido cosas muy positivas: Nos echábamos unas risas, hacíamos muchas actividades, era un fiera,…. Dejando en segundo plano los pequeños conflictos y los “tira y afloja” que también surgían, al no dejarnos ir fumados a los entrenamientos, enfadarse por las peleas, hurtos, por liarla en el club jóven,…
En general, todos se acuerdan de que era un tío agradable, que lanzaba mensajes a favor de la responsabilidad…. y todos asociamos a Sergio principalmente con momentos y experiencias que nos produce emociones positivas. Así, quiero mencionar la importancia de la memoria emocional. Científicamente está demostrada la estrecha interacción entre emoción y memoria. Por ello, creo que las relaciones personales que logran tener una carga emocional, son las que calan con mayor intensidad. Por lo tanto, son aquellas relaciones en las que se puede recordar mejor los mensajes recibidos por esa persona.
Por otro lado, es curioso a día de hoy, a nivel laboral, no coincido con Sergio en el mismo programa, pero sí en la misma entidad gestora, la cual es IRSE Araba. Así, suelo encontrarme con él para recordar viejas vivencias, personas y anécdotas. Como no, también me he reunido con él para ver si me dejaba venir hoy aquí, a hablar de él,… lo que ha supuesto un reencuentro bonito para los dos.
Para terminar, en cierto modo he hablado sobre la percepción de adolescentes hacia la figura del Educador/a en medio abierto, desde mi propia experiencia y consultando a algunos de mis amigos. Quería que supieseis que desde la entidad IRSE Araba en colaboración con el consejo de Grado de Educación Social de Leioa de la UPV, y Ayuntamiento de Gasteiz se está diseñando un estudio sobre el recorrido e impacto del Programa de Educación de Calle, a partir de la revisión de documentación y de entrevistas a personas que han tenido relación con el Programa. Lo desarrollaremos con muchas ganas ya que creemos que va a ser un modo de defender e impulsar la figura de Educadora/or Social en medio abierto, ya que tenemos claro que es una figura que realmente deja huella.